La Nueva Farmacia Natural

Alimentos curativos para prevenir y tratar más de 75 males comunes

About the Book

¡Las mejores medicinas de la naturaleza se encuentran en su cocina!

Usted ya sabe que las comidas suministran vitaminas y minerales que sirven de combustible para que su organismo lleve a cabo sus funciones más básicas. Los alimentos también son las mejores fuentes de fitonutrientes, sustancias poco conocidas con nombres difíciles de pronunciar--carotenoides, flavonoides e isoflavonas--y poderes terapéuticos asombrosos. Ahora puede aprovechar estos enemigos naturales de las enfermedades gracias a la perspicacia y asesoría del Dr. James Duke, la máxima autoridad en los EE.UU. sobre las plantas medicinales.

El Dr. Duke ha identificado una selección de remedios alimenticios para tratar a toda, desde alergias y fatiga hasta sobrepeso y verrugas. ¿Está luchando contra la presión arterial alta? Beba un poco de té verde, el cual es rico en compuestos naturales betabloqueadores y diuréticos. ¿Siente rigidez en sus articulaciones debido a la artritis? Cómase una granada para aliviar la inflamación. ¿Le preocupa su diabetes? La canela quizás sea de ayuda para mantener un nivel saludable de glucosa en la sangre.

Pero estos ejemplos se tratan sólo de la punta del témpano: aquí descubrirá cientos de remedios aparte de estos, entre ellos: Y cada uno lleva una calificación exclusiva en cuanto a su eficacia, la cual se basa en estudios científicos.

   • Una docena de las buenas: las 12 comidas que ofrecen la mayor cantidad de nutrientes--y potencial terapéutico--en cada mordisco
   • Las últimas noticias en cuanto a las investigaciones sobre las hierbas curativas, desde las más comunes a las más exóticas
   • Recetas fáciles que se preparan con ingredientes básicos para aumentar las defensas naturales de su organismo y acelerar la curación
   • Las mejores técnicas culinarias y tips de preparación para conservar el valor nutritivo de un alimento, así como sus sabores naturales
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La Nueva Farmacia Natural

PRIMERA PARTE

Los alimentos como remedio

CAPÍTULO 1

Cómo curan las comidas

Los "alimentos curativos" a través de los siglos: desde la antigüedad hasta el sol de hoy

SI USTED CONOCE MI LIBRO ANTERIOR TITULADO LA FARMACIA NATURAL, tal vez piense que este nuevo libro también se trata de remedios herbarios. Y hasta cierto punto usted tiene razón. Después de todo, las hierbas medicinales siempre han sido muy importantes para mí, y lo siguen siendo. Sin embargo, las investigaciones científicas realizadas durante las últimas décadas han forjado un camino nuevo e interesante para el concepto de la "farmacia natural", impulsándolo fuera de las tiendas naturistas para luego colocarlo en un entorno muy común: el supermercado (colmado).

Un número cada vez mayor de publicaciones confirma que una gran cantidad de comidas derivadas de plantas --entre ellas frutas, verduras, especias e incluso bebidas-- ofrecen los mismos poderes curativos que muchos remedios herbarios. Además, los alimentos brindan una ventaja muy grande por encima de sus primas las hierbas: ¡en lugar de tomar cápsulas, tinturas y tés, uno los puede transformar en muchísimas comidas deliciosas de sabor muy variado que satisfacen el paladar a la vez que curan!

Todo el mundo sabe, desde luego, que las frutas y las verduras son saludables. Por eso las autoridades encargadas de la salud a nivel nacional hace poco hicieron la recomendación de consumir nueve raciones de frutas y verduras al día, en lugar de cinco, la cantidad que habían recomendado anteriormente. Sin embargo, no sabíamos qué tan saludables son; de eso apenas nos estamos enterando ahora. Para empezar, contienen mucha fibra, pocas calorías y nada --o casi nada-- de grasas malas para la salud. Pero eso no lo es todo. La mayoría contiene cientos (a veces incluso miles) de sustancias curativas y cada una de ellas afecta la salud y el bienestar de manera específica. Por lo tanto, es posible agregar ciertas plantas a la alimentación para tratar diversas enfermedades o males. Yo como apio casi todos los días, por ejemplo, para prevenir el dolor ocasionado por la gota. Asimismo incluyo el ajo en mi alimentación porque sé que beneficia mi corazón y tal vez incluso ayude a controlar mi enfermedad de Lyme crónica.

En este capítulo explicaré un poco cómo se produce el efecto curativo de las comidas derivadas de las plantas, para que usted comprenda mejor el papel que desempeñan en el cuidado de su salud. Luego, en los capítulos siguientes, le ayudaré a diseñar su propio régimen para tratar determinadas afecciones al utilizar comidas específicas.

Los alimentos curativos a través de la historia

La idea de utilizar los alimentos como remedio no es nueva en absoluto. De hecho, tiene sentido que el ser humano obtuviera sus remedios directamente de la naturaleza, si se toma en cuenta que en la antigüedad no disponía de los recursos tecnológicos manejados por los químicos hoy en día.

En efecto hay pruebas de que desde hace miles de años las comidas se utilizan para curar. Un ejemplo perfecto es el ayurveda, el arte curativo tradicional de la India. Esta disciplina deriva muchos de sus conceptos del hinduismo y se compone de diversas terapias, entre ellas los tratamientos herbarios, los masajes y la meditación. Los médicos ayurvédicos hasta llegan a probar una dieta nueva para prevenir o tratar afecciones específicas. Tal vez usted conozca uno de los alimentos medicinales del Ayurveda, la cúrcuma (azafrán de las Indias), que hace acto de presencia como condimento en muchos platillos asiáticos. Además de aportar un sabor único, es posible que la cúrcuma también sirva para tratar la artritis, el mal de Alzheimer y algunos tipos de cáncer. Si bien las investigaciones científicas aún no producen resultados concluyentes al respecto, sus hallazgos son muy interesantes y yo mismo he tenido experiencias sumamente positivas con la cúrcuma como remedio antiinflamatorio. (Encontrará más información sobre la cúrcuma en la página 32).

El ayurveda, al que también se le conoce como Medicina Tradicional de la India o Medicina Ayurvédica Tradicional (MAT), comparte esta base alimenticia con otra disciplina médica antigua, la Medicina Tradicional China (MTC). La MTC funciona a partir de los conceptos del yin y el yang, las dos fuerzas fundamentales del universo según la filosofía china de la antigüedad: la fuerza agresiva, acalorada y ambiciosa (yang) y la fuerza pasiva, tranquila y relajada (yin). Nos enfermamos cuando se produce un desequilibrio entre las dos fuerzas en el cuerpo.

Seguramente se estará preguntando qué tiene que ver todo esto con la comida. La MTC considera que los alimentos tienen propiedades yin (refrescantes y húmedas) o yang (que calientan y secan). Según el mal que se padezca, el médico ayuda a seleccionar las comidas correctas para restablecer el equilibrio entre las dos fuerzas. Por ejemplo, si se sufre una tos con flemas a causa de un resfriado (catarro) existe un desequilibrio dominado por el yin y habrá que tratar la afección con alimentos que calienten y sequen, como el té de jengibre y las sopas calientes de verduras. Como usted observará, algunas de nuestras ideas para tratar las enfermedades coinciden con las chinas, ¡sepámoslo o no!

¿Una vida mejor gracias a la química?

La MAT y la MTC tienen poco que ver con la medicina occidental, la cual considera los alimentos como una fuente de nutrición, pero pasa por alto casi por completo sus propiedades curativas. No pretendo decir que el enfoque estadounidense en cuanto a la alimentación --con su esfuerzo por establecer un equilibrio entre las proteínas, los carbohidratos y la grasa-- no tenga sentido, porque lo tiene. Sin embargo, es un punto de vista limitado. . . muy limitado.

Los métodos chino e indio afirman, básicamente, que el cuerpo reacciona de una manera determinada a alimentos específicos. Al fin y al cabo hemos seguido una evolución paralela a la de las plantas en nuestro entorno y las hemos aprovechado a lo largo de toda la historia de nuestra especie, así que resulta lógico que hayamos desarrollado relaciones especiales con algunas de ellas, al igual que con algunos miembros del reino animal.

Comparemos esta idea con el concepto fundamental de la medicina moderna, al que me gusta definir como "una vida mejor gracias a la química". Apenas llevamos unas cuantas décadas --en lugar de varios milenios-- tomando la mayoría de los medicamentos sintéticos, así que el cuerpo humano simplemente no está tan acostumbrado a asimilarlos como a los alimentos.

Es más, la mayoría de los alimentos contienen miles de compuestos bioactivos y cada uno de ellos desempeña un papel único en el cuerpo. Por contraste, la medicina moderna pretende que busquemos una "bala de plata" única, el llamado "ingrediente activo" de cada planta, desechando y olvidando los demás compuestos útiles que también ofrece.

No digo que todos los medicamentos sean malos. De hecho, sucede lo contrario: les han salvado la vida a muchas personas. Sin embargo, las cifras hablan muy claro: en el año 2005, por lo menos 140.000 personas -- que nosotros sepamos-- murieron por culpa de productos farmacéuticos. Es posible que hayan sido aún más. Ya desde el año de 2002, la respetada revista médica Journal of the American Medical Association reconoció el problema y señaló las reacciones adversas a los medicamentos como "una de las causas principales de muerte en los Estados Unidos".

Compare este hecho con las hierbas y los complementos alimenticios, que causaron aproximadamente 29 muertes en total en el 2005. Las cifras lo dicen todo.

El propósito de este libro no es espantar a mis lectores ni convencerlos de dejar de tomar sus medicamentos. Al fin y al cabo, yo también necesito recurrir a productos farmacéuticos de vez en cuando. En cambio, espero que usted acabe por considerar opciones que van más allá de su botiquín y se dé cuenta de que, al enfocar la comida desde otro punto de vista, es posible evitar por completo muchas afecciones. . . y los medicamentos que hacen falta para tratarlas.

El caso de los complementos alimenticios

Tal como lo acabamos de notar, se ha comprobado que los complementos alimenticios son más seguros que los productos farmacéuticos. Sin embargo, esta circunstancia no necesariamente los salva de toda crítica. En años recientes se ha puesto en duda su eficacia, particularmente la de los "tres grandes": los antioxidantes conocidos como vitamina A, C y E.

Para el estudio reciente Evaluación del Tratamiento Preventivo del Corazón, más de 10.000 enfermos del corazón tomaron 400 U.I. (unidades internacionales) de vitamina E o bien un placebo todos los días durante seis años. Al finalizar el estudio, los investigadores llegaron a la conclusión de que los resultados producidos por la vitamina E en realidad no son mucho mejores que los del placebo, es decir, no evitan muchas más muertes ni otras consecuencias negativas de las enfermedades cardíacas.

En términos generales se considera que la vitamina C es segura, incluso cuando se toma en dosis altas (si bien una cantidad mayor a 1.200 miligramos les provoca diarrea a algunas personas). No obstante, hace poco se externaron dudas con respecto a la efectividad de tratar enfermedades como los resfriados o la gripe con "megadosis" de vitamina C. Según lo señalan los Institutos Nacionales para la Salud, más de 30 estudios clínicos con un total de más de 10 mil participantes han analizado la eficacia de la vitamina C para prevenir los resfriados y no se ha notado un efecto positivo importante. Por otro lado, es posible que los suplementos de vitamina C sirvan para reducir la duración de los resfriados.

Los suplementos de vitamina A (la cual se da en los alimentos tanto en forma de la previtamina A como en los carotenoides, como por ejemplo el betacaroteno) también se han estudiado y resultan eficaces, hasta cierto grado, para tratar algunas afecciones. No obstante, las pruebas indican que quienes fuman o toman alcohol deberán evitar mejor los suplementos de betacaroteno puro, ya que estos de hecho podrían aumentar el riesgo de que sufran daños a los pulmones, incluso de padecer cáncer pulmonar.

Lo diré una vez más: nada de lo que he presentado hasta aquí pretende disuadirlo de tomar complementos alimenticios. Al contrario: yo tomo varios y los suplementos multivitamínicos me parecen una forma excelente de complementar la alimentación de manera económica con una dotación completa de nutrientes saludables. Sólo me parece interesante que al aislarse un solo compuesto bioactivo específico, ya sea en forma de un producto farmacéutico o de un suplemento, los resultados nunca son tan impresionantes como la gente lo espera. Eso se debe a que en el entorno natural el compuesto se combina con muchos más para aportar beneficios saludables al cuerpo. Tales combinaciones sólo existen en un lugar: ¡los alimentos integrales, o sea, en su estado natural!

El renacimiento alimenticio

Es posible que en años recientes le haya llamado la atención que las noticias relacionadas con la nutrición hablan menos de nutrientes conocidos, como las vitaminas A, C y E, y más de compuestos de nombres exóticos como el licopeno, la quercetina y el resveratrol, para nombrar a unos cuantos. La razón es sencilla: los investigadores han comenzado a indagar más allá de los macronutrientes y han descubierto los micronutrientes y fitoquímicos que los alimentos también contienen.

Algunos de los beneficios brindados por estos compuestos se deben a su potencial antioxidante. En términos sencillos, los antioxidantes le ayudan al cuerpo al neutralizar los radicales libres, unas moléculas inestables de oxígeno que el cuerpo produce en exceso cuando se ve expuesto a toxinas como el humo del cigarrillo, la contaminación ambiental e incluso los alimentos poco saludables. Además de su potencial antioxidante, muchos compuestos también participan en preservar la salud de partes específicas del cuerpo. El betacaroteno, la luteína y la criptoxantina son buenos para los ojos. Los fitoestrógenos combaten el cáncer. La capsaicina ataca el dolor causado por la artritis. La lista prácticamente no tiene fin.

Estos nuevos descubrimientos realizados a través de estudios han dado un resultado práctico: otra vez se ha empezado a hacer hincapié en que consumamos una gran cantidad de alimentos enteros saludables, particularmente frutas y verduras. Incluso el Departamento de Agricultura de los Estados Unidos ha seguido la corriente (al aumentar la cantidad recomendada de frutas y verduras a nueve raciones diarias, como lo hizo en el 2005), así que obviamente estamos avanzando.

Alimentos frente a fármacos

Si usted piensa que los fármacos siempre son más eficaces que los nutrientes de los alimentos para tratar cualquier afección médica, le tengo reservada una gran sorpresa. Los resultados de varios estudios científicos han demostrado, por ejemplo, que el jengibre es superior al fármaco Dramamine como tratamiento contra los mareos causados por movimiento. La granada contiene tantos fitoestrógenos que tan sólo la mitad de una llega a proporcionar una dosis equivalente a la dosis diaria de la terapia de reemplazo hormonal con la que se tratan los síntomas de la menopausia (aunque aún no la recomendaría para sustituir esta terapia). Cuando se trata de bajar el nivel del colesterol, un compuesto flavonoide del arándano, el pterostilbeno, ha mostrado ser igual de eficaz, en varios estudios clínicos, que el producto farmacéutico comercial ciprofibrato (Lipanor). Y conozco a personas a quienes la cúrcuma (azafrán de las Indias), la raíz de la que se obtiene el curry, les resulta más eficaz que el celecoxib (Celebrex) a la hora de tratar el dolor de la artritis, debido a la gran cantidad de inhibidores COX-2 que esta especia contiene. De la misma forma la capsaicina, el ingrediente picante del chile, es un inhibidor COX-2 mucho más potente que el medicamento Vioxx (ya prohibido, por cierto).

Tal como lo indiqué antes, opino que es posible diseñar una dieta especial para prevenir o incluso para reducir los síntomas de muchas afecciones médicas específicas, desde las benignas, como la caspa, hasta las más graves, como el infarto.

En los próximos capítulos tendremos mucha oportunidad de conocer todos estos alimentos benéficos y las afecciones que tratan. Así que echemos antes un vistazo a algunos de las estrellas del mundo de la nutrición y a los remedios de avanzada de cuya existencia apenas nos enteramos hace muy poco.

El estrellato alimenticio

Es curioso cómo la popularidad de ciertas estrellas de la nutrición aumenta y luego vuelve a bajar una y otra vez. Por un tiempo, las vitaminas A, C y E eran las más comentadas. Actualmente quienes acaparan la atención son los ácidos grasos omega-3, el licopeno y la vitamina D. Es posible que el mes próximo sea otra cosa.

Sin embargo, el solo hecho de que un nutriente no constituya el centro de atención no significa que ya no sea importante para la salud. Hagamos una revisión rápida de algunos de los más importantes, desde los viejos favoritos hasta las estrellas de más reciente aparición.

Los "clásicos" muy conocidos

A pesar de que su reputación ha menguado un poco, es importante iniciar cualquier disertación sobre los alimentos curativos con tres nutrientes muy famosos: los antioxidantes conocidos como vitamina A, C y E.

About the Author

James A. Duke
JAMES A. DUKE, PHD, held several posts in his more than three decades with the US Department of Agriculture, including chief of the Medicinal Plant Resources Laboratory. He is the author of numerous scholarly and popular books, including the bestseller The Green Pharmacy, and is on the board of advisors for Prevention. He resides in Fulton, Maryland. More by James A. Duke
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