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¿Quién es Sonia Sotomayor?
¿Quién es Sonia Sotomayor? Nueva York: 25 de mayo de 2009
Era un cálido día de primavera muy agradable para estar al aire libre. Pero Sonia Sotomayor estaba en su despacho, junto a su teléfono. Esperaba ¡una llamada de la Casa Blanca!, la más importante de su vida. Sabría si el presidente Barack Obama quería que ella fuera magistrada de la Corte Suprema.
Sonia ya era jueza. Su sala de audiencias estaba en el centro de la ciudad de Nueva York. Pero ser una de los nueve magistrados de la Corte Suprema sería muy diferente.
La Corte Suprema es el tribunal más importante del país: decide si las leyes de Estados Unidos son justas o no y sus decisiones son definitivas.
Durante todo el día, el teléfono de su despacho sonó una y otra vez. Cada vez que Sonia lo cogía, era su familia la que llamaba. Querían saber qué pasaba. Si conseguía el puesto, sería la tercera mujer en formar parte de la Corte Suprema, y la primera hispana. Su familia sería invitada a la Casa Blanca con ella al día siguiente. Algunos miembros de la familia vendrían desde Puerto Rico.
Finalmente, a las siete de la noche, Sonia no pudo aguantar más la espera. Cogió el teléfono y llamó ella misma a la Casa Blanca. Habló con un asesor del Presidente. ¿Qué debía hacer? Si la elegían, tenía que llegar a Washington a la mañana siguiente.
El ayudante le dijo a Sonia que se fuera a casa a hacer la maleta y que esperara la llamada.
Poco después de las 8:00 p. m., llegó la llamada, la que ella tanto esperaba. Era el Presidente. Le dijo que la nombraría para que fuera la próxima magistrada de la Corte Suprema.
Sonia quedó en shock y empezó a llorar. “Gracias, señor Presidente”, dijo.
Luego él le pidió que le prometiera dos cosas: Quería que siguiera siendo la misma persona que era, y que continuara conectada al mundo del que procedía.
Para Sonia Sotomayor, que había crecido pobre y orgullosa de su herencia puertorriqueña, fue una promesa que hizo con mucho placer.
Capítulo 1: Nació en el Bronx Sonia María Sotomayor nació el 25 de junio de 1954. Sus padres, Juan y Celina, vivían en una zona pobre del Bronx, que forma parte de la ciudad de Nueva York. Como muchos de sus vecinos, Juan y Celina habían llegado a los Estados Unidos desde Puerto Rico. Habían dejado su país en 1944, en busca de una vida mejor. En el Bronx se conocieron, se casaron y se mudaron al edificio donde vivía la madre de Juan.
Los Sotomayor trabajaron duro para labrarse un futuro en su nuevo país. Celina trabajaba en un hospital y estudiaba enfermería. Juan trabajaba en una fábrica. Ella aprendió algo de inglés, pero la familia solo hablaba español en casa.
Cuando Sonia tenía 3 años, nació su hermano Juan, al que llamaban Junior. Al crecer la familia, sus padres decidieron mudarse a un apartamento más grande y bonito en el Bronx.
A Sonia le gustaba su nuevo hogar, pero extrañaba vivir cerca de su abuela Mercedes. Años después, escribió un libro sobre su vida. Lo tituló My Beloved World y se publicó en 2013. En él habla de su abuela: lo llena de vida que estaba. Ella hacía fiestas para la familia casi todos los sábados por la noche. Todos bailaban, jugaban al dominó y cantaban. Mercedes leía poesía sobre Puerto Rico y hacía grandes comidas. El apartamento se llenaba del olor de la comida puertorriqueña, como el pollo cocinado con cebolla y ajo. Incluso de niña, ¡a Sonia le gustaban las patas y las orejas de cerdo!
Cuando Sonia era muy joven, Mercedes empezó a llevarla a Puerto Rico de vacaciones. A Sonia le encantaban esos viajes. Nunca olvidó el agua azul y transparente y la arena blanca de las playas de su país.
El padre de Sonia era un hombre adorable. Llevaba a Sonia de pícnic, a la playa y a los juegos de los Yankees, pero bebía demasiado. Sus padres discutían mucho por eso.
Cuando el padre de Sonia perdió su empleo, Celina trabajaba noches y fines de semana para mantener a la familia y pagarle una escuela católica a Sonia y a Junior. Ella pensaba que la educación era lo más importante en la vida.
Pero a Sonia no le gustaba su escuela. Las monjas eran muy estrictas y les daban bofetadas a los niños que no se portaban bien.
Sonia también tuvo otros problemas. Con casi ocho años, se desmayó en la iglesia. Y esta no fue la primera señal de un problema. A menudo no tenía energía, se sentía débil. Tenía sed todo el tiempo y perdía peso. Celina la llevó al médico de inmediato.
El médico la envió al Prospect Hospital del Bronx para que le hicieran unas pruebas. Celina trabajaba allí, así que Sonia no tuvo miedo al principio. Y cuando se hicieron las pruebas, el resultado no fue bueno, tenía diabetes de tipo I. Nunca antes había visto llorar a su madre.
Sonia estaba asustada. Permaneció en el hospital una semana. Cuando volvió a casa, se sentía mejor. Pero había otro problema, como explica ella en su libro: a sus padres los ponía nerviosos ponerle inyecciones de insulina. Celina era enfermera, pero odiaba la idea de hacerle daño a su hija. Sus padres empezaron a discutir por ello.
Sonia siempre fue una chica que quería resolver los problemas por sí misma. Así que se subió a una silla cerca de la estufa para hervir agua y esterilizar la aguja (matarle los gérmenes).
Al principio su madre estaba preocupada. ¿Debía dejar que una niña usara la estufa y manipulara una aguja? Casi todos los padres dirían que no. Pero Celina decidió confiar en su hija. Desde ese día, Sonia se inyectaba insulina todos los días.
Ahora que su enfermedad estaba controlada, tenía más energía.
Pero al año siguiente, su mundo se derrumbó de nuevo. Su padre murió repentinamente de un ataque al corazón. Solo tenía cuarenta y dos años.
Sonia y Junior estaban muy tristes, pero su madre parecía superada por el dolor. Años después, Sonia escribió que su madre no salía de su habitación por la noche. ¿Cómo iba a tener una niña de nueve años una infancia feliz con tanta tristeza a su alrededor?
Capítulo 2: Esperanzas y sueños en la escuela secundaria Sonia se sintió sola todo ese verano y se refugió en los libros, leía durante horas en la biblioteca. Sus libros favoritos eran los de misterio de Nancy Drew. Le encantaba cómo la autora podía resolver crímenes y atrapar a los delincuentes.
Sonia sabía que tal vez no viviría mucho tiempo. Sin embargo, pensaba mucho en el futuro. Estaba decidida a aprovechar al máximo su tiempo. Quería hacer una carrera importante. Tal vez podría resolver crímenes como Nancy Drew... o Perry Mason.
Perry Mason era un programa de TV que veía cuando era joven. En este, un abogado defendía a personas inocentes acusadas de asesinato. Cada semana, Perry Mason ganaba un caso en la corte.
Sonia sabía que si quería ser abogada algún día, tendría que estudiar mucho y sacar buenas notas. Su madre le había enseñado la importancia de aprender. Aunque eran pobres, Celina compró un juego de enciclopedias para su casa. Los gruesos libros eran del tipo que la mayoría de la gente solo veía en las bibliotecas. Sonia hojeaba un volumen diferente cada día, y aprendía todo lo que podía.
La escuela se hizo más fácil después de la muerte del padre de Sonia. Las monjas eran ahora más amables con ella. Y Celina empezó a hablar inglés en casa. Eso la ayudó mucho.
Sonia también aprendió que pedir ayuda era una buena manera de tener éxito. Un día le pidió ayuda a una de sus compañeras y esta le dio algunos consejos de estudio. Después de eso, Sonia sacó mejores notas.
Cuando Sonia iba a empezar el instituto, su barrio del Bronx era un lugar muy peligroso. Estaba lleno de traficantes y bandas. Por eso, Celina se mudó a una zona más segura del Bronx. Su nuevo apartamento estaba cerca de la Cardinal Spellman High School. Allí fue donde Sonia comenzó el noveno grado.
En esa época, en la Cardenal Spellman, las chicas y los chicos recibían las clases separados. Solo se veían en el almuerzo. Aun así, Sonia hizo muchos amigos. También tenía un novio llamado Kevin Noonan.
Kevin tenía los ojos azul grisáceo y el pelo rizado y castaño. Era inteligente y la hacía sentirse especial.
En su primera cita, la llevó a una zona muy elegante de Manhattan, que estaba cerca del Bronx. Pero, como escribió Sonia más tarde, parecía un mundo totalmente diferente. Después de esa primera cita, Sonia y Kevin se hicieron novios. Él pasaba todo el tiempo que podía en casa de ella.
Sonia tenía otros buenos amigos en la escuela. Ken Moy era un año mayor que ella. Lo conoció cuando se unió a un club en el que los estudiantes tenían que dar discursos. Ken la enseñó a hablar ante el público. Ella sabía que eso la ayudaría a convertirse en abogada, como Perry Mason.
Durante la secundaria, Sonia estudió mucho y trabajó en el
Prospect Hospital. Junior también trabajaba, ¡tenía dos trabajos! Ambos tenían que ayudar porque la familia era muy pobre. Con tan poco dinero, Sonia no sabía cómo podría pagar la universidad. Pero, cuando estaba en el último año, su amigo Ken la llamó. Él estaba ahora en la Universidad de Princeton, que pertenecía a la Ivy League, un pequeño grupo de las mejores universidades del país.
Ken le dio un consejo a Sonia: “Intenta entrar en la Ivy League”, le dijo. Para ella podría ser difícil acoplarse a ese medio, por ser pobre e hispana. Pero él le dijo que una educación en la Ivy League cambiaría su vida para siempre.
Sonia decidió seguir el consejo de Ken. Solicitó plaza en tres universidades de la
Ivy League: Harvard, Yale y Princeton. No tenía ni idea de lo difícil que era entrar en esas universidades. Pero, ¡la aceptaron en las tres!
Después de visitarlas, Sonia decidió seguir los pasos de Ken Moy. Iría a Princeton. La universidad estaba en Nueva Jersey, a solo una hora y media de Nueva York.
Pero para Sonia, Princeton era completamente nueva y diferente, como ningún lugar en el que hubiera estado antes.